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Existen algunos trastornos que pueden no tener importancia, pero que a la larga se convierten en una situación incómoda y molesta para el día a día. El síndrome de las piernas inquietas es un ejemplo, que, si no se trata, puede verse intensificado un efecto y provocarnos malestar. Un tratamiento farmacológico y unas pautas para seguir en casa mejorará la calidad de vida del paciente.

Que es el síndrome de las piernas inquietas

El síndrome de las piernas inquietas (SPI) o enfermedad de Willis-Ekbom, es un trastorno del sistema nervioso que provoca la necesidad irrefrenable de mover las piernas, acompañada de sensaciones bastantes incómodas, normalmente durante momentos de reposo.

Estas molestias obligan a la persona que lo padece a levantarse, moverse o caminar para mitigar la incomodidad. Solo con el movimiento, las sensaciones desagradables se mitigan o desaparecen. Es por ello que esta necesidad imperiosa de moverse da nombre al trastorno.

Es un trastorno que afecta a un 2 o 3% de la población, tanto a hombres como a mujeres. Puede aparecer a cualquier edad, aunque suele ser más frecuente en la cuarta década de la vida. Además, existe cierta predisposición familiar.

Su evolución suele ser lenta y de forma progresiva, aumentando su intensidad con el tiempo. En estos casos, la exploración física y las pruebas médicas neurológicas suelen ser normales para su diagnóstico. 

Síntomas del síndrome de las piernas inquietas

En el diagnóstico del síndrome de las piernas inquietas existen algunos síntomas bastante comunes a los pacientes:

  • Los términos utilizados para describir sus sensaciones son desasosiego, calambres, hormigueo, pinchazos, dolor, nerviosismo, quemazón, piernas locas, sensaciones extrañas profundas, etc.
  • Necesidad extrema de mover las piernas sin poder controlarlo.
  • Sensaciones extrañas e incómodas.
  • Inicio o empeoramiento de los síntomas en momentos de reposo.
  • Alivio solo con movimiento.
  • Empeoramiento de los síntomas por la noche, dificultando el sueño y descanso del paciente.
  • Son síntomas que no pueden explicarse únicamente con una afección médica conductual.

A la hora de realizar el diagnóstico, es común tanto una exploración física como otra neurológica. Suelen mandarse análisis de sangre, concretamente para la deficiencia de hierro y así descartar otras posibles causas. También, se puede acudir a clínicas especialista en el estudio del sueño para evaluar la calidad del descanso del paciente. Por otro lado, los estudios de electromiografía y de conducción nerviosa permiten descartar lesiones en raíces y nervios periféricos de las extremidades.

Causas del síndrome de las piernas inquietas

La causa concreta que provoca el síndrome de las piernas inquietas se desconoce todavía. Pero puede tener relación con la forma de las células de utilizar la dopamina, el cual es un químico cerebral que ayuda con el movimiento muscular.

También puede estar relacionado con otras afecciones, ya que suele darse en personas con:

  • Esclerosis múltiple
  • Neuropatía periférica
  • Parkinson
  • Aumento de ácido úrico en la sangre
  • Deficiencia de hierro
  • Enfermedad renal crónica
  • Diabetes
  • Predisposición genética

También puede ocurrir en pacientes que usan determinados medicamentos o por el consumo de determinadas sustancias como la cafeína.

Tratamiento para mitigar los síntomas

Dependiendo de cada caso, podrán servir unos tratamientos u otros, o una combinación de varios. Normalmente, se recetan medicamentos que ayuden a mitigar los síntomas de este síndrome, junto a cambios en el estilo de vida y hábitos en casa.

Uso de medicamentos

El tratamiento del síndrome de piernas inquietas puede requerir la ayuda de algún medicamento o fármaco que alivie los síntomas. Algunos de los más comunes son:

  • Medicamentos que aumenten los niveles de dopamina del cerebro: afectan a los niveles de neurotransmisor de dopamina del cerebro.
  • Medicamentos específicos para el calcio: pueden ser efectivos para personas con el síndrome de piernas inquietas.
  • Opioides: este tipo de medicamentos narcóticos se utilizan para aliviar los síntomas leves y graves, aunque pueden ser adictivos si se abusa o se consumen altas dosis.
  • Relajantes musculares y medicamentos que ayuden a dormir: este tipo de medicamentos ayudan a dormir mejor por la noche, pero no son específicos para eliminar la sensación de nerviosismo de las piernas.

Cambio de hábitos y estilo de vida

Hacer cambios sencillos en el día a día puede ayudar a mitigar los efectos del síndrome de las piernas inquietas. Veamos algunos de ellos:

  • Fijar una buena higiene del sueño: mantener un horario de sueño regular es imprescindible para reducir la fatiga. Fijar la hora de irse a la cama y la de levantarse, durmiendo un total de siete horas mínimo. Lo ideal es guardar un ambiente de sueño tranquilo y cómodo.
  • Hacer ejercicio de forma moderada y regular puede aliviar los síntomas.
  • Reducir el consumo de café, tabaco y alcohol, ya que son sustancias que empeoran las molestias.
  • Evitar determinados fármacos que puedan empeorar los síntomas como antihistamínicos o sedantes que bloquean la dopamina.

Routine Checkups is an important part of children health.

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