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Adolescencia, esa etapa llena de subidas y bajas, turbulencias y torbellinos de emociones concentrados en un período clave para el desarrollo personal. Tantos cambios hormonales, físicos, de relaciones sociales o de toma de decisiones trascendentes, hacen que sean unos años en los que el adolescente puede verse sobrepasado. Está claro que ser adolescente no implica sufrir un trastorno mental. Sin embargo, son edades mucho más propensas a ello.

En estos casos, es importante estar atentos a conductas determinadas que nos alertan de que algo no va como debería. Son etapas en las que una buena orientación familiar e, incluso, profesional de la mano de psiquiatras o psicólogos es determinante para un desarrollo adecuado.

Aunque hay ciertos comportamientos que son normales a esas edades, hay algunos que sobrepasan una fina línea y que necesitaran de ayuda exterior. Veamos cuáles son los trastornos más comunes en adolescentes.

Fobia social

La fobia social es un trastorno de ansiedad caracterizada por el pánico que puede provocar interacciones sociales con personas desconocidas o no presentes en su círculo más cercano, produciendo síntomas de estrés y ansiedad. Esta es la principal diferencia con el trastorno de Ansiedad Generalizada, ya que es un contexto muy concreto el que se produce una alta ansiedad.

Las personas con fobia social pueden experimentar pensamientos catastróficos si interactúa con personas desconocidas por primera vez. Guarda características con lo que puede ser una timidez extrema. Sin embargo, sus efectos pueden aparecer incluso cuando no haya nadie, a través de evitar de antemano esas interacciones sociales.

La adolescencia por todo lo que conlleva es una etapa en la que la fobia social puede aparecer como consecuencia de una preocupación excesiva de cómo nos ven los demás, sumándole que las inseguridades y problemas de autoestima puedan llegar a dispararse a estas edades con mayor facilidad.

Trastorno de Ansiedad Generalizada

Dentro del cuadro de trastornos de ansiedad, se encuentra uno de sus principales representantes: el Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG). Sus síntomas se organizan en fisiológicos, cognitivos y conductuales:

  • Fisiológicos: sudoración, temblores, mareos, náuseas, taquicardias, reflujo.
  • Cognitivos: ideas intrusivas incontrolables, creencias de estar en grave peligro, pensamientos catastróficos.
  • Conductuales: aislamiento, evitación de lugares y situaciones estresantes.

En la etapa adolescente, este tipo de trastorno puede estar vinculado a las situaciones estresantes que se pueden producir en el colegio o instituto: hablar delante de toda la clase, ir por primera vez con gente desconocida, la presión de estudiar y realizar exámenes y el riesgo de sufrir bullying.

Trastorno alimenticio

Ser adolescente acarrea el deseo de gustar y agradar a los demás. Por ello, la búsqueda de la aceptación social y ser miembro de un grupo es continua. Es aquí donde la preocupación por la propia imagen cobra protagonismo, ya que pensamos que es la parte más importante de nuestra carta de presentación para poder tener más o menor apoyo en grupos adolescentes.

Esta presión de ofrecer la mejor imagen de uno mismo se intensifica a estas edades, en las que somos mucho más vulnerables e influyentes. Los jóvenes, y especialmente las mujeres, tienen la necesidad obsesiva de controlar su peso, lo que deriva en trastornos de la conducta alimentaria, como la anorexia y la bulimia.

Trastorno de la conducta

El Trastorno de la Conducta o trastorno disocial se caracteriza por expresarse de forma agresiva (peleas, amenazas, faltar a clase, mentir, robar…) y revelarse contra las normas de forma constante.

No se refiere a la oposición de normas y leyes por percepción de injusticia, sino que un desacato generalizado a las pautas de comportamiento sociales acordadas para vivir en armonía sin conflictos mayores.

TDAH

El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad puede ser diagnosticado en la etapa infantil. Sin embargo, es habitual que se reconozca cuando ya es adolescente.

Se caracteriza por tener problemas a la hora de focalizar la atención en un único estímulo durante unos minutos, unido a la necesidad de buscar interacciones en su entorno que lo distraigan. Esto es un obstáculo a la hora de rendir en clase, de cumplir las normas o de establecer relaciones sociales.

Señales de alerta de posible trastorno mental

Como padres, debemos estar atentos a ciertos comportamientos de nuestros hijos que pueden ser señal de que algo no va bien del todo. Por ello, aquí puedes ver determinadas conductas a las que prestar atención:

  • Cambios bruscos en su comportamiento y personalidad. Excesiva agresividad y facilidad de enojo inusuales de su carácter.
  • Dormir más de la cuenta o trastornos del sueño.
  • Problemas de autoestima.
  • Pérdida de interés o abandono de pasatiempos favoritos.
  • Cambios en el rendimiento académico.
  • Cambios en la alimentación, pérdida de apetito, cambios en el peso.

Si el comportamiento de nuestros hijos se vuelve perjudicial para su desarrollo o funcionamiento regular en el instituto y en el hogar, es hora de consultar a un profesional. Una actuación temprana puede ser clave para evitar un desarrollo más perjudicial y difícil de sanar. Acude a un profesional de la salud mental en estos casos, o si tienes dudas, a su médico habitual, quien podrá brindarte información y recursos de ayuda en caso de que sea necesario derivarlo.

Routine Checkups is an important part of children health.

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